miércoles, 7 de septiembre de 2016

Eutanasia forzosa


La eutanasia, contra la objeción de conciencia: un juez belga multa a un hogar de ancianos por negarse a dar muerte a una residente

Sus convicciones católicas les impedía matar a una paciente, que fue sacrificada con una inyección letal en un centro privado. La sentencia sienta un precedente y una experta advierte de que allí donde han aceptado la eutanasia las muertes han aumentado drásticamente


¿Qué valor tiene la vida de los ancianos en su última etapa? En Bélgica puede depender de los jueces ¿Qué valor tiene la vida de los ancianos en su última etapa? En Bélgica puede depender de los jueces
Una corte de justicia de Bélgica ha multado a un hogar de ancianos católico por negarse a practicar la eutanasia a una de sus residentes, una paciente de 74 años de edad, que posteriormente fue sacrificada con una inyección letal en un centro privado.
Los hechos, según informó la cadena de noticias WND y de los que se ha hecho eco PortaLuz, ocurrieron en Diest, una ciudad de la provincia belga del Brabante Flamenco, en Flandes.
La anciana Mariette Buntjens estuvo de acuerdo con su médico en que debía ser sacrificada mediante una inyección letal, debido a que sufría un cáncer de pulmón.
Sin embargo, la casa de reposo de San Agustín, donde Mariette vivía, se negó a practicarle la eutanasia debido a su misión e identidad católica, tal como indica el informe judicial. Debido a esta decisión, Buntjens fue trasladada por sus familiares a una dirección privada, donde le practicaron la eutanasia.
La sentencia de Bruselas puede sentar un resbaladizo precedente
La sentencia de Bruselas puede sentar un resbaladizo precedente

Multa de 3.000 euros y un resbaladizo precedente

El diario Catholic News Herald informó posteriormente de que los familiares de la anciana demandaron a la casa de reposo Católica por causar un “sufrimiento mental y físico innecesario” a Mariette, aunque lo único que hicieron es acogerse a su derecho a la objeción de conciencia.
La información del Herald narró lo que sucedió judicialmente y cómo esta sentencia dicta un resbaladizo precedente que afectará a otras instalaciones médicas católicas, a menos que se incorporen nuevas salvaguardas legales: “Un tribunal civil en Lovaina confirmó la denuncia e impuso una multa de tres mil euros al Hogar, ordenándole cancelar una compensación de 1.000 euros para cada uno de los tres hijos mayores de edad de la señora Buntjens”.
La sentencia podría significar el cierre de decenas de Hogares-enfermería católicos en Bélgica porque la Iglesia ha declarado explícitamente que “bajo ninguna circunstancia” permitirá la eutanasia.
Similar situación enfrenta la Iglesia en otros países donde la eutanasia y el aborto han sido legalizados e impuestos para ser ejecutados incluso en hogares, clínicas y hospitales católicos.
Los enfermos mentales y discapacitados, en el punto de mira de la eutanasia
Los enfermos mentales y discapacitados, en el punto de mira de la eutanasia

Eutanasiar a enfermos mentales y discapacitados

Bélgica legalizó la eutanasia en 2003. Según el informe, en 2015 hubo 2.021 muertes por eutanasia de enfermos mentales y discapacitados. El nuevo caso, sin duda, no sólo hace evidente un conflicto para la Iglesia católica, sino que habla también del tipo de ‘respeto’ que tienen en Bélgica las leyes y los jueces por el valor de la vida humana.
La Baronesa Finlay, profesora de medicina paliativa en la Universidad de Cardiff, del Reino Unido, advirtió recientemente contra la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido en Inglaterra y otras partes del mundo, señalando que allí donde han aceptado estos procedimientos, las muertes han aumentado drásticamente.
Finlay apuntó a las estadísticas de 2014 y 2015 en Oregon, donde el suicidio recetado por el médico aumentó en un 80% desde que es legal. También se refirió a las estadísticas en los Países Bajos, donde una de cada 26 muertes el año pasado fue por eutanasia.
Por su parte, el parlamentario británico Robert Flello advierte de que la eutanasia es una pendiente resbaladiza. Una vez que se legaliza, señala, la relación médico-paciente se altera drásticamente, y la curación de la paciente ya no es una prioridad para los médicos. La ética de los médicos y otro personal médico que se oponen a la muerte de los pacientes ya no son considerados, como es evidente en Bélgica.
 http://www.forumlibertas.com/la-eutanasia-la-objecion-conciencia-juez-belga-multa-hogar-ancianos-negarse-dar-muerte-una-residente/?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter
Brandi Walton, que vivió en el sur de Oklahoma (USA) en un hogar de lesbianas, declara que también ella ha "salido del armario". Su voz -según explica- estuvo cautiva por casi dos décadas y hoy se alza desde el blog “The Lesbians Daughter” (La hija de lesbianas) para testimoniar cómo es la vida para una “descendiente” de lesbianas. Representa a muchos otros miembros de toda una generación de niños y niñas criados en las nuevas formas de familia constituidas por dos padres o dos madres del mismo sexo. El 21 de abril pasado, con una carta titulada “Los niños no están bien”, publicada en The Federalist, Brandi dio nuevo impulso a su activismo, manifestando una verdad que las leyes de muchos países silencian: “Algunos hijos de padres homosexuales -dice Brandi-, al igual que algunas personas homosexuales, no apoyan la paternidad gay o el matrimonio gay. El hombre y la mujer juntos aportan algo que cada niño y niña necesita”. "Creo que mi mamá tenía derecho a ser feliz y vivir su vida de la mejor forma posible. Y creo que yo tenía también derecho a ser feliz y vivir la vida de la mejor forma posible. Finalmente su decisión fue una auténtica trampa durante 22 años. Alguien iba a salir lastimado de cualquier manera, y da la casualidad de que fui yo…". Este 11 de junio, tras la decisión impuesta por la Corte Suprema de Estados Unidos que valida en todo ese país el matrimonio para personas del mismo sexo, Brandi comenta desde su Blog que lo considera como la ola de un “maremoto que hoy está descendiendo hacia la sociedad. La embestida sofocante para imponer la homosexualidad y los estilos de vida alternativos en cada rincón… Desde banderas del orgullo gay en las celebraciones militares a revistas llenas de obscenidades en las tiendas de comestible... Aunque estoy de acuerdo que nadie debe ser tratado mal por su estilo de vida, sobre todo a no sufrir ningún tipo de violencia, ¿es ésta realmente la única manera? ¿No hemos traspasado desde la tolerancia a forzar ahora la aceptación?… ¿Cómo una aceptación forzada podrá cambiar algo?” LOS NIÑOS “NO ESTÁN BIEN” Su activismo nació un día del año 2010 cuando vio en la vía pública el anuncio de una nueva película cuyo título era: "The Kids Are Alright" (los niños están bien). Se puso tensa, reconoce, al punto que se le revolvió el estómago pues podía intuir de qué se trataba ese filme. Después de mirar la sinopsis de la película estaba lívida, cuenta en su Blog. “Sentí como si Hollywood estuviera tratando de decirle a la sociedad algo de mí, y de hecho lo hacían, pero decían mentiras. Al menos no ocurría en mi caso. No me sentía «bien» de la forma en que yo crecí… Esta película y su título fueron la chispa que encendió la activista en mí. Supe entonces que en algún momento yo quería hablar acerca de lo que significa crecer en un hogar homosexual, y aquí estoy”. Así comenzó un camino que alcanzó el apogeo con la carta publicada en Abril de este año 2015 donde esta joven se dirige a la comunidad de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales (LGBT)… “DEAR LGTB:” “Nunca llevé una bandera en sus desfiles del orgullo gay –comienza diciendo Brandi-. Nunca escribí una carta en vuestro nombre a un miembro del Congreso o cualquier otra persona, y nunca sentí la necesidad de hacer que la gente acepte el hecho de que soy la hija de una lesbiana. Tal vez porque ella nunca sintió la necesidad de obligar a la gente a aceptarla por serlo… No, nunca me alinearía con una comunidad tan intolerante y egoísta como la comunidad LGBT, una comunidad que exige tolerancia con fervor y pasión, sin embargo, no la da a cambio, incluso en ocasiones a sus propios miembros… Yo soy un producto de la Revolución Lésbica de los años 80. Mi madre siempre sabía que le gustaban las chicas, pero se esforzó por ser una buena, recta, chica bautista del Sur. Cuando yo tenía un año de edad, dejó a mi padre por otro hombre, con quien vivimos hasta mis cuatro años de edad… entonces lo dejó por otra mujer”. A su modo narra lo que sufría al compartir con sus amigos que tenían una mamá y un papá: “Pasaba todo el tiempo que me era posible con esos amigos. Yo anhelaba el afecto que mis amigos recibían de sus papás. Quería saber cómo era ser celebrada y acariciada como hija por un padre… En lo que a mí respecta, yo ya tenía una madre; no necesitaba otra…Crecer sin la presencia de un hombre en mi casa me dañó. Todo lo que quería desde niña era una familia normal… Siempre estuve aterrorizada de que alguien descubriera que mi madre era lesbiana… Sólo recién cuando conocí a mi marido, todo hizo clic. Por primera vez, me sentí viva y completa. Tener hijos y contemplar a un hombre padre… fue hermoso e imponente. Esto sólo reforzó mi creencia de que un niño necesita un padre y una madre, y que la paternidad del mismo sexo o las familias monoparentales son muy inferiores a una sana paternidad heterosexual”. EL DERECHO Y DEBER DE TENER VOZ Es la lógica del amor, dice Brandi, lo que le llevó al activismo. Así como nadie se escandaliza porque los hijos de padres divorciados manifiesten sus heridas, nadie debería calificar de irrespetuoso, egoísta u homofóbico, dice, el testimonio de los niños y niñas que han sufrido siendo criados por parejas del mismo sexo. Así lo argumenta, en otra de sus publicaciones del Blog: “…Estoy aquí para decir que el hecho de que dos personas se amen no es suficiente. Y a veces, dependiendo de las circunstancias, es perjudicial. Los niños están en una etapa de aprendizaje en sus vidas y cierto "amor" no enseña a los niños todo lo que necesitan saber acerca de cómo navegar en este mundo". "Es interesante que sólo haya dos sexos, masculino y femenino, y que se requieren esos dos sexos para procrear un niño. Por lo tanto ¿no tiene acaso sentido afirmar que los descendientes de esos dos sexos, necesitan que ambos sexos que los procrearon sean parte de la crianza? La gente siente simpatía por los niños que son criados sin padres -ya sea porque tenían papás que de golpe fallecieron o porque uno de los progenitores falleció-, porque es obvio que esos niños perdieron algo importante. Pero cuando se involucra la homosexualidad, no hay simpatía por los niños a quienes se impone el ser huérfano de padre o madre, y eso es trágico". "El ataque a la identidad sexual femenina y masculina está en pleno apogeo y, a menos que más personas se levanten para defender los elementos más básicos de nuestra existencia humana, corremos el riesgo de perder nuestra propia identidad humana”, añade. VALORA EL ARTÍCULO (249) Star1 Star2 Star3 Star4 Star5 Imprimir EmailEnviar NOTICIAS RELACIONADAS Evangélicos, Europa y el matrimonio gay “En Europa sospechan de quien cuestione el pensamiento único” TAGS Hijos Homosexualidad Familia +qFamilia
Leer más: http://protestantedigital.com/qfamilia/36846/Cuando_los_hijos_de_familias_homoparentales_salen_del_armario
Brandi Walton, que vivió en el sur de Oklahoma (USA) en un hogar de lesbianas, declara que también ella ha "salido del armario". Su voz -según explica- estuvo cautiva por casi dos décadas y hoy se alza desde el blog “The Lesbians Daughter” (La hija de lesbianas) para testimoniar cómo es la vida para una “descendiente” de lesbianas. Representa a muchos otros miembros de toda una generación de niños y niñas criados en las nuevas formas de familia constituidas por dos padres o dos madres del mismo sexo. El 21 de abril pasado, con una carta titulada “Los niños no están bien”, publicada en The Federalist, Brandi dio nuevo impulso a su activismo, manifestando una verdad que las leyes de muchos países silencian: “Algunos hijos de padres homosexuales -dice Brandi-, al igual que algunas personas homosexuales, no apoyan la paternidad gay o el matrimonio gay. El hombre y la mujer juntos aportan algo que cada niño y niña necesita”. "Creo que mi mamá tenía derecho a ser feliz y vivir su vida de la mejor forma posible. Y creo que yo tenía también derecho a ser feliz y vivir la vida de la mejor forma posible. Finalmente su decisión fue una auténtica trampa durante 22 años. Alguien iba a salir lastimado de cualquier manera, y da la casualidad de que fui yo…". Este 11 de junio, tras la decisión impuesta por la Corte Suprema de Estados Unidos que valida en todo ese país el matrimonio para personas del mismo sexo, Brandi comenta desde su Blog que lo considera como la ola de un “maremoto que hoy está descendiendo hacia la sociedad. La embestida sofocante para imponer la homosexualidad y los estilos de vida alternativos en cada rincón… Desde banderas del orgullo gay en las celebraciones militares a revistas llenas de obscenidades en las tiendas de comestible... Aunque estoy de acuerdo que nadie debe ser tratado mal por su estilo de vida, sobre todo a no sufrir ningún tipo de violencia, ¿es ésta realmente la única manera? ¿No hemos traspasado desde la tolerancia a forzar ahora la aceptación?… ¿Cómo una aceptación forzada podrá cambiar algo?” LOS NIÑOS “NO ESTÁN BIEN” Su activismo nació un día del año 2010 cuando vio en la vía pública el anuncio de una nueva película cuyo título era: "The Kids Are Alright" (los niños están bien). Se puso tensa, reconoce, al punto que se le revolvió el estómago pues podía intuir de qué se trataba ese filme. Después de mirar la sinopsis de la película estaba lívida, cuenta en su Blog. “Sentí como si Hollywood estuviera tratando de decirle a la sociedad algo de mí, y de hecho lo hacían, pero decían mentiras. Al menos no ocurría en mi caso. No me sentía «bien» de la forma en que yo crecí… Esta película y su título fueron la chispa que encendió la activista en mí. Supe entonces que en algún momento yo quería hablar acerca de lo que significa crecer en un hogar homosexual, y aquí estoy”. Así comenzó un camino que alcanzó el apogeo con la carta publicada en Abril de este año 2015 donde esta joven se dirige a la comunidad de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales (LGBT)… “DEAR LGTB:” “Nunca llevé una bandera en sus desfiles del orgullo gay –comienza diciendo Brandi-. Nunca escribí una carta en vuestro nombre a un miembro del Congreso o cualquier otra persona, y nunca sentí la necesidad de hacer que la gente acepte el hecho de que soy la hija de una lesbiana. Tal vez porque ella nunca sintió la necesidad de obligar a la gente a aceptarla por serlo… No, nunca me alinearía con una comunidad tan intolerante y egoísta como la comunidad LGBT, una comunidad que exige tolerancia con fervor y pasión, sin embargo, no la da a cambio, incluso en ocasiones a sus propios miembros… Yo soy un producto de la Revolución Lésbica de los años 80. Mi madre siempre sabía que le gustaban las chicas, pero se esforzó por ser una buena, recta, chica bautista del Sur. Cuando yo tenía un año de edad, dejó a mi padre por otro hombre, con quien vivimos hasta mis cuatro años de edad… entonces lo dejó por otra mujer”. A su modo narra lo que sufría al compartir con sus amigos que tenían una mamá y un papá: “Pasaba todo el tiempo que me era posible con esos amigos. Yo anhelaba el afecto que mis amigos recibían de sus papás. Quería saber cómo era ser celebrada y acariciada como hija por un padre… En lo que a mí respecta, yo ya tenía una madre; no necesitaba otra…Crecer sin la presencia de un hombre en mi casa me dañó. Todo lo que quería desde niña era una familia normal… Siempre estuve aterrorizada de que alguien descubriera que mi madre era lesbiana… Sólo recién cuando conocí a mi marido, todo hizo clic. Por primera vez, me sentí viva y completa. Tener hijos y contemplar a un hombre padre… fue hermoso e imponente. Esto sólo reforzó mi creencia de que un niño necesita un padre y una madre, y que la paternidad del mismo sexo o las familias monoparentales son muy inferiores a una sana paternidad heterosexual”. EL DERECHO Y DEBER DE TENER VOZ Es la lógica del amor, dice Brandi, lo que le llevó al activismo. Así como nadie se escandaliza porque los hijos de padres divorciados manifiesten sus heridas, nadie debería calificar de irrespetuoso, egoísta u homofóbico, dice, el testimonio de los niños y niñas que han sufrido siendo criados por parejas del mismo sexo. Así lo argumenta, en otra de sus publicaciones del Blog: “…Estoy aquí para decir que el hecho de que dos personas se amen no es suficiente. Y a veces, dependiendo de las circunstancias, es perjudicial. Los niños están en una etapa de aprendizaje en sus vidas y cierto "amor" no enseña a los niños todo lo que necesitan saber acerca de cómo navegar en este mundo". "Es interesante que sólo haya dos sexos, masculino y femenino, y que se requieren esos dos sexos para procrear un niño. Por lo tanto ¿no tiene acaso sentido afirmar que los descendientes de esos dos sexos, necesitan que ambos sexos que los procrearon sean parte de la crianza? La gente siente simpatía por los niños que son criados sin padres -ya sea porque tenían papás que de golpe fallecieron o porque uno de los progenitores falleció-, porque es obvio que esos niños perdieron algo importante. Pero cuando se involucra la homosexualidad, no hay simpatía por los niños a quienes se impone el ser huérfano de padre o madre, y eso es trágico". "El ataque a la identidad sexual femenina y masculina está en pleno apogeo y, a menos que más personas se levanten para defender los elementos más básicos de nuestra existencia humana, corremos el riesgo de perder nuestra propia identidad humana”, añade. VALORA EL ARTÍCULO (249) Star1 Star2 Star3 Star4 Star5 Imprimir EmailEnviar NOTICIAS RELACIONADAS Evangélicos, Europa y el matrimonio gay “En Europa sospechan de quien cuestione el pensamiento único” TAGS Hijos Homosexualidad Familia +qFamilia
Leer más: http://protestantedigital.com/qfamilia/36846/Cuando_los_hijos_de_familias_homoparentales_salen_del_armario
Brandi Walton, que vivió en el sur de Oklahoma (USA) en un hogar de lesbianas, declara que también ella ha "salido del armario". Su voz -según explica- estuvo cautiva por casi dos décadas y hoy se alza desde el blog “The Lesbians Daughter” (La hija de lesbianas) para testimoniar cómo es la vida para una “descendiente” de lesbianas. Representa a muchos otros miembros de toda una generación de niños y niñas criados en las nuevas formas de familia constituidas por dos padres o dos madres del mismo sexo. El 21 de abril pasado, con una carta titulada “Los niños no están bien”, publicada en The Federalist, Brandi dio nuevo impulso a su activismo, manifestando una verdad que las leyes de muchos países silencian: “Algunos hijos de padres homosexuales -dice Brandi-, al igual que algunas personas homosexuales, no apoyan la paternidad gay o el matrimonio gay. El hombre y la mujer juntos aportan algo que cada niño y niña necesita”. "Creo que mi mamá tenía derecho a ser feliz y vivir su vida de la mejor forma posible. Y creo que yo tenía también derecho a ser feliz y vivir la vida de la mejor forma posible. Finalmente su decisión fue una auténtica trampa durante 22 años. Alguien iba a salir lastimado de cualquier manera, y da la casualidad de que fui yo…". Este 11 de junio, tras la decisión impuesta por la Corte Suprema de Estados Unidos que valida en todo ese país el matrimonio para personas del mismo sexo, Brandi comenta desde su Blog que lo considera como la ola de un “maremoto que hoy está descendiendo hacia la sociedad. La embestida sofocante para imponer la homosexualidad y los estilos de vida alternativos en cada rincón… Desde banderas del orgullo gay en las celebraciones militares a revistas llenas de obscenidades en las tiendas de comestible... Aunque estoy de acuerdo que nadie debe ser tratado mal por su estilo de vida, sobre todo a no sufrir ningún tipo de violencia, ¿es ésta realmente la única manera? ¿No hemos traspasado desde la tolerancia a forzar ahora la aceptación?… ¿Cómo una aceptación forzada podrá cambiar algo?” LOS NIÑOS “NO ESTÁN BIEN” Su activismo nació un día del año 2010 cuando vio en la vía pública el anuncio de una nueva película cuyo título era: "The Kids Are Alright" (los niños están bien). Se puso tensa, reconoce, al punto que se le revolvió el estómago pues podía intuir de qué se trataba ese filme. Después de mirar la sinopsis de la película estaba lívida, cuenta en su Blog. “Sentí como si Hollywood estuviera tratando de decirle a la sociedad algo de mí, y de hecho lo hacían, pero decían mentiras. Al menos no ocurría en mi caso. No me sentía «bien» de la forma en que yo crecí… Esta película y su título fueron la chispa que encendió la activista en mí. Supe entonces que en algún momento yo quería hablar acerca de lo que significa crecer en un hogar homosexual, y aquí estoy”. Así comenzó un camino que alcanzó el apogeo con la carta publicada en Abril de este año 2015 donde esta joven se dirige a la comunidad de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales (LGBT)… “DEAR LGTB:” “Nunca llevé una bandera en sus desfiles del orgullo gay –comienza diciendo Brandi-. Nunca escribí una carta en vuestro nombre a un miembro del Congreso o cualquier otra persona, y nunca sentí la necesidad de hacer que la gente acepte el hecho de que soy la hija de una lesbiana. Tal vez porque ella nunca sintió la necesidad de obligar a la gente a aceptarla por serlo… No, nunca me alinearía con una comunidad tan intolerante y egoísta como la comunidad LGBT, una comunidad que exige tolerancia con fervor y pasión, sin embargo, no la da a cambio, incluso en ocasiones a sus propios miembros… Yo soy un producto de la Revolución Lésbica de los años 80. Mi madre siempre sabía que le gustaban las chicas, pero se esforzó por ser una buena, recta, chica bautista del Sur. Cuando yo tenía un año de edad, dejó a mi padre por otro hombre, con quien vivimos hasta mis cuatro años de edad… entonces lo dejó por otra mujer”. A su modo narra lo que sufría al compartir con sus amigos que tenían una mamá y un papá: “Pasaba todo el tiempo que me era posible con esos amigos. Yo anhelaba el afecto que mis amigos recibían de sus papás. Quería saber cómo era ser celebrada y acariciada como hija por un padre… En lo que a mí respecta, yo ya tenía una madre; no necesitaba otra…Crecer sin la presencia de un hombre en mi casa me dañó. Todo lo que quería desde niña era una familia normal… Siempre estuve aterrorizada de que alguien descubriera que mi madre era lesbiana… Sólo recién cuando conocí a mi marido, todo hizo clic. Por primera vez, me sentí viva y completa. Tener hijos y contemplar a un hombre padre… fue hermoso e imponente. Esto sólo reforzó mi creencia de que un niño necesita un padre y una madre, y que la paternidad del mismo sexo o las familias monoparentales son muy inferiores a una sana paternidad heterosexual”. EL DERECHO Y DEBER DE TENER VOZ Es la lógica del amor, dice Brandi, lo que le llevó al activismo. Así como nadie se escandaliza porque los hijos de padres divorciados manifiesten sus heridas, nadie debería calificar de irrespetuoso, egoísta u homofóbico, dice, el testimonio de los niños y niñas que han sufrido siendo criados por parejas del mismo sexo. Así lo argumenta, en otra de sus publicaciones del Blog: “…Estoy aquí para decir que el hecho de que dos personas se amen no es suficiente. Y a veces, dependiendo de las circunstancias, es perjudicial. Los niños están en una etapa de aprendizaje en sus vidas y cierto "amor" no enseña a los niños todo lo que necesitan saber acerca de cómo navegar en este mundo". "Es interesante que sólo haya dos sexos, masculino y femenino, y que se requieren esos dos sexos para procrear un niño. Por lo tanto ¿no tiene acaso sentido afirmar que los descendientes de esos dos sexos, necesitan que ambos sexos que los procrearon sean parte de la crianza? La gente siente simpatía por los niños que son criados sin padres -ya sea porque tenían papás que de golpe fallecieron o porque uno de los progenitores falleció-, porque es obvio que esos niños perdieron algo importante. Pero cuando se involucra la homosexualidad, no hay simpatía por los niños a quienes se impone el ser huérfano de padre o madre, y eso es trágico". "El ataque a la identidad sexual femenina y masculina está en pleno apogeo y, a menos que más personas se levanten para defender los elementos más básicos de nuestra existencia humana, corremos el riesgo de perder nuestra propia identidad humana”, añade. VALORA EL ARTÍCULO (249) Star1 Star2 Star3 Star4 Star5 Imprimir EmailEnviar NOTICIAS RELACIONADAS Evangélicos, Europa y el matrimonio gay “En Europa sospechan de quien cuestione el pensamiento único” TAGS Hijos Homosexualidad Familia +qFamilia
Leer más: http://protestantedigital.com/qfamilia/36846/Cuando_los_hijos_de_familias_homoparentales_salen_del_armario
Brandi Walton, que vivió en el sur de Oklahoma (USA) en un hogar de lesbianas, declara que también ella ha "salido del armario". Su voz -según explica- estuvo cautiva por casi dos décadas y hoy se alza desde el blog “The Lesbians Daughter” (La hija de lesbianas) para testimoniar cómo es la vida para una “descendiente” de lesbianas. Representa a muchos otros miembros de toda una generación de niños y niñas criados en las nuevas formas de familia constituidas por dos padres o dos madres del mismo sexo. El 21 de abril pasado, con una carta titulada “Los niños no están bien”, publicada en The Federalist, Brandi dio nuevo impulso a su activismo, manifestando una verdad que las leyes de muchos países silencian: “Algunos hijos de padres homosexuales -dice Brandi-, al igual que algunas personas homosexuales, no apoyan la paternidad gay o el matrimonio gay. El hombre y la mujer juntos aportan algo que cada niño y niña necesita”. "Creo que mi mamá tenía derecho a ser feliz y vivir su vida de la mejor forma posible. Y creo que yo tenía también derecho a ser feliz y vivir la vida de la mejor forma posible. Finalmente su decisión fue una auténtica trampa durante 22 años. Alguien iba a salir lastimado de cualquier manera, y da la casualidad de que fui yo…". Este 11 de junio, tras la decisión impuesta por la Corte Suprema de Estados Unidos que valida en todo ese país el matrimonio para personas del mismo sexo, Brandi comenta desde su Blog que lo considera como la ola de un “maremoto que hoy está descendiendo hacia la sociedad. La embestida sofocante para imponer la homosexualidad y los estilos de vida alternativos en cada rincón… Desde banderas del orgullo gay en las celebraciones militares a revistas llenas de obscenidades en las tiendas de comestible... Aunque estoy de acuerdo que nadie debe ser tratado mal por su estilo de vida, sobre todo a no sufrir ningún tipo de violencia, ¿es ésta realmente la única manera? ¿No hemos traspasado desde la tolerancia a forzar ahora la aceptación?… ¿Cómo una aceptación forzada podrá cambiar algo?” LOS NIÑOS “NO ESTÁN BIEN” Su activismo nació un día del año 2010 cuando vio en la vía pública el anuncio de una nueva película cuyo título era: "The Kids Are Alright" (los niños están bien). Se puso tensa, reconoce, al punto que se le revolvió el estómago pues podía intuir de qué se trataba ese filme. Después de mirar la sinopsis de la película estaba lívida, cuenta en su Blog. “Sentí como si Hollywood estuviera tratando de decirle a la sociedad algo de mí, y de hecho lo hacían, pero decían mentiras. Al menos no ocurría en mi caso. No me sentía «bien» de la forma en que yo crecí… Esta película y su título fueron la chispa que encendió la activista en mí. Supe entonces que en algún momento yo quería hablar acerca de lo que significa crecer en un hogar homosexual, y aquí estoy”. Así comenzó un camino que alcanzó el apogeo con la carta publicada en Abril de este año 2015 donde esta joven se dirige a la comunidad de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales (LGBT)… “DEAR LGTB:” “Nunca llevé una bandera en sus desfiles del orgullo gay –comienza diciendo Brandi-. Nunca escribí una carta en vuestro nombre a un miembro del Congreso o cualquier otra persona, y nunca sentí la necesidad de hacer que la gente acepte el hecho de que soy la hija de una lesbiana. Tal vez porque ella nunca sintió la necesidad de obligar a la gente a aceptarla por serlo… No, nunca me alinearía con una comunidad tan intolerante y egoísta como la comunidad LGBT, una comunidad que exige tolerancia con fervor y pasión, sin embargo, no la da a cambio, incluso en ocasiones a sus propios miembros… Yo soy un producto de la Revolución Lésbica de los años 80. Mi madre siempre sabía que le gustaban las chicas, pero se esforzó por ser una buena, recta, chica bautista del Sur. Cuando yo tenía un año de edad, dejó a mi padre por otro hombre, con quien vivimos hasta mis cuatro años de edad… entonces lo dejó por otra mujer”. A su modo narra lo que sufría al compartir con sus amigos que tenían una mamá y un papá: “Pasaba todo el tiempo que me era posible con esos amigos. Yo anhelaba el afecto que mis amigos recibían de sus papás. Quería saber cómo era ser celebrada y acariciada como hija por un padre… En lo que a mí respecta, yo ya tenía una madre; no necesitaba otra…Crecer sin la presencia de un hombre en mi casa me dañó. Todo lo que quería desde niña era una familia normal… Siempre estuve aterrorizada de que alguien descubriera que mi madre era lesbiana… Sólo recién cuando conocí a mi marido, todo hizo clic. Por primera vez, me sentí viva y completa. Tener hijos y contemplar a un hombre padre… fue hermoso e imponente. Esto sólo reforzó mi creencia de que un niño necesita un padre y una madre, y que la paternidad del mismo sexo o las familias monoparentales son muy inferiores a una sana paternidad heterosexual”. EL DERECHO Y DEBER DE TENER VOZ Es la lógica del amor, dice Brandi, lo que le llevó al activismo. Así como nadie se escandaliza porque los hijos de padres divorciados manifiesten sus heridas, nadie debería calificar de irrespetuoso, egoísta u homofóbico, dice, el testimonio de los niños y niñas que han sufrido siendo criados por parejas del mismo sexo. Así lo argumenta, en otra de sus publicaciones del Blog: “…Estoy aquí para decir que el hecho de que dos personas se amen no es suficiente. Y a veces, dependiendo de las circunstancias, es perjudicial. Los niños están en una etapa de aprendizaje en sus vidas y cierto "amor" no enseña a los niños todo lo que necesitan saber acerca de cómo navegar en este mundo". "Es interesante que sólo haya dos sexos, masculino y femenino, y que se requieren esos dos sexos para procrear un niño. Por lo tanto ¿no tiene acaso sentido afirmar que los descendientes de esos dos sexos, necesitan que ambos sexos que los procrearon sean parte de la crianza? La gente siente simpatía por los niños que son criados sin padres -ya sea porque tenían papás que de golpe fallecieron o porque uno de los progenitores falleció-, porque es obvio que esos niños perdieron algo importante. Pero cuando se involucra la homosexualidad, no hay simpatía por los niños a quienes se impone el ser huérfano de padre o madre, y eso es trágico". "El ataque a la identidad sexual femenina y masculina está en pleno apogeo y, a menos que más personas se levanten para defender los elementos más básicos de nuestra existencia humana, corremos el riesgo de perder nuestra propia identidad humana”, añade.
Leer más: http://protestantedigital.com/qfamilia/36846/Cuando_los_hijos_de_familias_homoparentales_salen_del_armario
Brandi Walton, que vivió en el sur de Oklahoma (USA) en un hogar de lesbianas, declara que también ella ha "salido del armario". Su voz -según explica- estuvo cautiva por casi dos décadas y hoy se alza desde el blog “The Lesbians Daughter” (La hija de lesbianas) para testimoniar cómo es la vida para una “descendiente” de lesbianas. Representa a muchos otros miembros de toda una generación de niños y niñas criados en las nuevas formas de familia constituidas por dos padres o dos madres del mismo sexo. El 21 de abril pasado, con una carta titulada “Los niños no están bien”, publicada en The Federalist, Brandi dio nuevo impulso a su activismo, manifestando una verdad que las leyes de muchos países silencian: “Algunos hijos de padres homosexuales -dice Brandi-, al igual que algunas personas homosexuales, no apoyan la paternidad gay o el matrimonio gay. El hombre y la mujer juntos aportan algo que cada niño y niña necesita”. "Creo que mi mamá tenía derecho a ser feliz y vivir su vida de la mejor forma posible. Y creo que yo tenía también derecho a ser feliz y vivir la vida de la mejor forma posible. Finalmente su decisión fue una auténtica trampa durante 22 años. Alguien iba a salir lastimado de cualquier manera, y da la casualidad de que fui yo…". Este 11 de junio, tras la decisión impuesta por la Corte Suprema de Estados Unidos que valida en todo ese país el matrimonio para personas del mismo sexo, Brandi comenta desde su Blog que lo considera como la ola de un “maremoto que hoy está descendiendo hacia la sociedad. La embestida sofocante para imponer la homosexualidad y los estilos de vida alternativos en cada rincón… Desde banderas del orgullo gay en las celebraciones militares a revistas llenas de obscenidades en las tiendas de comestible... Aunque estoy de acuerdo que nadie debe ser tratado mal por su estilo de vida, sobre todo a no sufrir ningún tipo de violencia, ¿es ésta realmente la única manera? ¿No hemos traspasado desde la tolerancia a forzar ahora la aceptación?… ¿Cómo una aceptación forzada podrá cambiar algo?” LOS NIÑOS “NO ESTÁN BIEN” Su activismo nació un día del año 2010 cuando vio en la vía pública el anuncio de una nueva película cuyo título era: "The Kids Are Alright" (los niños están bien). Se puso tensa, reconoce, al punto que se le revolvió el estómago pues podía intuir de qué se trataba ese filme. Después de mirar la sinopsis de la película estaba lívida, cuenta en su Blog. “Sentí como si Hollywood estuviera tratando de decirle a la sociedad algo de mí, y de hecho lo hacían, pero decían mentiras. Al menos no ocurría en mi caso. No me sentía «bien» de la forma en que yo crecí… Esta película y su título fueron la chispa que encendió la activista en mí. Supe entonces que en algún momento yo quería hablar acerca de lo que significa crecer en un hogar homosexual, y aquí estoy”. Así comenzó un camino que alcanzó el apogeo con la carta publicada en Abril de este año 2015 donde esta joven se dirige a la comunidad de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales (LGBT)… “DEAR LGTB:” “Nunca llevé una bandera en sus desfiles del orgullo gay –comienza diciendo Brandi-. Nunca escribí una carta en vuestro nombre a un miembro del Congreso o cualquier otra persona, y nunca sentí la necesidad de hacer que la gente acepte el hecho de que soy la hija de una lesbiana. Tal vez porque ella nunca sintió la necesidad de obligar a la gente a aceptarla por serlo… No, nunca me alinearía con una comunidad tan intolerante y egoísta como la comunidad LGBT, una comunidad que exige tolerancia con fervor y pasión, sin embargo, no la da a cambio, incluso en ocasiones a sus propios miembros… Yo soy un producto de la Revolución Lésbica de los años 80. Mi madre siempre sabía que le gustaban las chicas, pero se esforzó por ser una buena, recta, chica bautista del Sur. Cuando yo tenía un año de edad, dejó a mi padre por otro hombre, con quien vivimos hasta mis cuatro años de edad… entonces lo dejó por otra mujer”. A su modo narra lo que sufría al compartir con sus amigos que tenían una mamá y un papá: “Pasaba todo el tiempo que me era posible con esos amigos. Yo anhelaba el afecto que mis amigos recibían de sus papás. Quería saber cómo era ser celebrada y acariciada como hija por un padre… En lo que a mí respecta, yo ya tenía una madre; no necesitaba otra…Crecer sin la presencia de un hombre en mi casa me dañó. Todo lo que quería desde niña era una familia normal… Siempre estuve aterrorizada de que alguien descubriera que mi madre era lesbiana… Sólo recién cuando conocí a mi marido, todo hizo clic. Por primera vez, me sentí viva y completa. Tener hijos y contemplar a un hombre padre… fue hermoso e imponente. Esto sólo reforzó mi creencia de que un niño necesita un padre y una madre, y que la paternidad del mismo sexo o las familias monoparentales son muy inferiores a una sana paternidad heterosexual”. EL DERECHO Y DEBER DE TENER VOZ Es la lógica del amor, dice Brandi, lo que le llevó al activismo. Así como nadie se escandaliza porque los hijos de padres divorciados manifiesten sus heridas, nadie debería calificar de irrespetuoso, egoísta u homofóbico, dice, el testimonio de los niños y niñas que han sufrido siendo criados por parejas del mismo sexo. Así lo argumenta, en otra de sus publicaciones del Blog: “…Estoy aquí para decir que el hecho de que dos personas se amen no es suficiente. Y a veces, dependiendo de las circunstancias, es perjudicial. Los niños están en una etapa de aprendizaje en sus vidas y cierto "amor" no enseña a los niños todo lo que necesitan saber acerca de cómo navegar en este mundo". "Es interesante que sólo haya dos sexos, masculino y femenino, y que se requieren esos dos sexos para procrear un niño. Por lo tanto ¿no tiene acaso sentido afirmar que los descendientes de esos dos sexos, necesitan que ambos sexos que los procrearon sean parte de la crianza? La gente siente simpatía por los niños que son criados sin padres -ya sea porque tenían papás que de golpe fallecieron o porque uno de los progenitores falleció-, porque es obvio que esos niños perdieron algo importante. Pero cuando se involucra la homosexualidad, no hay simpatía por los niños a quienes se impone el ser huérfano de padre o madre, y eso es trágico". "El ataque a la identidad sexual femenina y masculina está en pleno apogeo y, a menos que más personas se levanten para defender los elementos más básicos de nuestra existencia humana, corremos el riesgo de perder nuestra propia identidad humana”, añade.
Leer más: http://protestantedigital.com/qfamilia/36846/Cuando_los_hijos_de_familias_homoparentales_salen_del_armario

No hay comentarios:

Publicar un comentario