lunes, 12 de diciembre de 2016

Ideología de género y marxismo

La  teoría o perspectiva de género goza de un gran predicamento en Estados Unidos, en muchos países de Europa y, de una forma  especial, en España. Su concepción es la única verdad posible, y quienes difieren de ella son considerados disidentes sin derecho al respeto. Su presencia en las universidades es notable, y existen estudios, sobre todo, de post grado, en esta materia. Todo eso sucede a pesar de su endeblez y gracias a la prohibición de poder practicar un debate racional allí donde se muestra hegemónica. La confusión de su propio significado, su indeterminación conceptual, debería poner  en guardia a sus propios seguidores, pero no hay tal cosa, porque en realidad, como sucedió antaño con otras falacias ideológicas como el estalinismo y el maoísmo, presentadas en su momento como culminaciones teóricas del comunismo, no existe ningún interés por los hechos, sino por los postulados políticos que formulan. Los hechos en los que se apoyan no importan. Las consecuencias que acarrean menos.
La perspectiva de género se presenta en una de sus interpretaciones como el intérprete más cualificado de la desigualdad entre hombres y mujeres, y en este sentido como un feminismo. Pero no es así porque la mujer como naturaleza no tiene lugar en su concepción; no existe, solo se dan roles de género, construcciones culturales que varían a voluntad. Esto explica la marginalidad de la situación de las embarazadas y madres en sus reivindicaciones. Pero tampoco esa situación describe por completo su contenido, porque el sexo deja de ser una construcción cultural en el homosexual, para pasar a convertirse es un estadio fijo e irreversible, y todo intento de modificación debe ser proscrito. Su planteamiento significa además un remiendo de la lucha  de clases entre hombres y mujeres. Y ahí, el hombre es una categoría universal, el heterosexual masculino como responsable de todos los males de la humanidad. Y esto permite entender por qué otro grupo muy numeroso de mujeres están fuera de su consideración: las viudas que cobran pensión porque era su marido quien trabajó toda la vida. Las mujeres que contribuyen así al sostenimiento de la familia son vistas como cipayos del patriarcado explotador.
Al fijar todo el problema de la desigualdad en la relación hombre-mujer, son cómplices del aumento de la desigualdad económica, porque esta no es la lucha. Sostiene el engaño de que los intereses de la cajera de un supermercado son semejantes a los de una directiva de empresa, algo que sería tildado de reaccionario si se predicara en relación a los hombres
Es necesario recordar el fenómeno estalinista y maoísta en la Europa democrática en los años cincuenta, sesenta y parte de la década siguiente del siglo pasado, para entender como el hecho de que  una ideología se acredite en nuestra sociedad no significa  que responda a la realidad, ni que sea positiva para las personas. Simplemente encarna unos determinados deseos y estados de opinión. También a unas necesidades políticas, tácticas para unos, estratégicas para otros.  Pero como no encajan precisamente con la realidad -no forman parte de la verdad- su fuerza durante unas décadas, en las que parece que ha llegado el fin de la historia, se desvanece casi sin dejar rastro, aunque por desgracia no suceda los mismo con sus secuelas.
por  en Castellano
 http://www.forumlibertas.com/teoria-genero-influencia-stalin-mao-1/?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter

No hay comentarios:

Publicar un comentario