miércoles, 17 de mayo de 2017

Los hermanos de los niños abortados

“Mi mamá no sabe que yo descubrí el aborto que tuvo. Ella sufre y yo quiero ayudarla, pero no se cómo”.
Anne me contó esto cuando vino a buscar consejo y ayuda. Ella había oído una conversación en la que su madre hablaba sobre un aborto en el pasado. Anne no sabía qué hacer, ni qué decirle a su mamá – y su mamá estaba desesperada.

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La niña sabía que su madre estaba sufriendo, pero también sabía que necesitaba expresar su propio dolor por aquella noticia.
Por eso, dudaba en acercarse. Se sentía sola, aislada; buscaba un lugar donde alguien comprendiera lo que estaba sucediendo y, al mismo tiempo, no juzgara a su mamá, a quien ella amaba y sentía que necesitaba ayudar.

Anne estaba sola

Con alrededor de 55 millones de abortos realizados en Estados Unidos, existen otros millones de niños como Anne que han perdido a un hermano que ni siquiera había nacido. Algunos supieron del aborto sin que los papás lo dijeran; otros, fueron los propios papás quienes les dijeron; otros aún en que existe aquella sensación de que falta alguien.
Andrew, que había siempre deseado un hermano más grande, explicó así su reacción cuando la mamá le contó que había tenido un aborto: “De repente, toda mi vida empezaba a hacer sentido – cada angustia, cada tristeza. Yo había sentido la partida de mi hermano en mi corazón durante toda mi vida”.
Muchos hermanos de niños abortados expresan experiencias parecidas de “haber sabido siempre” que faltaba alguien y haber logrado entender pedazos de su historia al descubrir el hecho.
La decisión de contar, cuándo hacerlo y si es necesario contar al niño sobre un hermano abortado requiere discernimiento.
Revelar al hijo el secreto de un aborto y quitarle ese peso de los hombros no engloba la cuestión. Oír al propio hijo decir “yo te perdono” no disminuye el impacto que el aborto ha dejado en tu vida. El hecho de que no comparta sus sentimientos contigo no quiere decir que tu hijo no sufra las consecuencias por la pérdida del hermano. Él va a enfrentar muchas cuestiones que rodean el aborto. Muchas veces, los niños no comparten esos sentimientos negativos con los padres porque no quieren causar más dolor a aquellos que aman: ellos sabes que los papás ya sufren con ello.

¿Por qué él no?

Magaly me confió: “Después del aborto que tuvo mi madre, yo empecé a no sentirme bien con mis papás, incluso sabiendo que ellos me amaban y que siempre habían cuidado de mí. Yo sentía que necesitaba ‘merecer’ su amor, que necesitaba justificar, de algún modo, el hecho de que ellos me ‘permitieran’ nacer”.
La realidad de estar vivo cuando tu hermano no lo está es difícil de enfrentar, incluso cuando, en la mayor parte de los casos, el aborto supuestamente no tenga nada que ver con el hermano vivo, haya él nacido antes o después. Surge, en muchos casos, un sentimiento de “¿por qué yo estoy aquí y mi hermano no?”. Y también surgen preguntas: “¿Será que yo estaría aquí si él hubiera nacido?” ¿Será que mi nombre sería el mismo?”.
Las preguntas son muchas, pero, con frecuencia, no existe quien ayude a los niños a responderlas. Un niño me dijo: “Yo habría querido no descubrir nada sobre el aborto, pero oí unas conversaciones que me hicieron sospechar. Cuando yo tenía 11 años, le pregunté a mi mamá si ella había pensado en abortar. Ella me respondió de una manera gentil y honesta “sí”. Estábamos en la cocina. Yo recuerdo que tuve que salir”.
“Cuando estuve solo, sentí que las piernas me temblaban. Empecé a llorar en silencio, controlando el llanto. Yo amaba con todo mi corazón a mis tres hermanos que estaban vivos. De muchas formas, mi identidad tenía que ver con ellos. No lograba entender por qué mi madre pensaba que yo podría no amar de la misma manera a mi hermano abortado”.
En medio del sufrimiento existe, de alguna forma, la misericordia de Dios. Encontrar ayuda para aliviar el dolor y aprender las dinámicas implícitas del aborto y su influencia es muy importante para comenzar a rehacerse. Dios puede transformar ese intenso sufrimiento y traer paz, perdón, reconciliación y alegría a las familias desgarradas por el aborto, si se acercan a Él.
Teresa Bonopartis es directora en Estados Unidos del programa post aborto Lumina. También ha colaborado en el desarrollo del modelo pastoral post aborto Entering Canaan.
 http://es.aleteia.org/2017/02/22/mama-por-que-lo-hiciste-yo-queria-un-hermano/

2 comentarios:

  1. Quizá nunca sea padre pero el peso de no dar a luz a una persona que quiso poenerla Dios en el mundo, me crearía una angustia que no cesaría en mi cabeza...

    La saludo de nuevo amiga. He estado ocupado unos días con mis cosas. Me alegra volver.

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