Homosexualidad y pederastia
La relación que existe entre la
homosexualidad y la pederastia es un aspecto esencial dentro de ambos fenómenos y uno de los temas que algunos
activistas gay desean negar o ignorar, mientras que otros lo admiten sin reparos.
La Dra.
Judith A. Reisman, ex profesora de investigación de la
American University y testigo en calidad de experta ante la comisión sobre la pornografía del fiscal general de
Estados Unidos, confirma que solamente el 9% de la población heterosexual, es
pederasta. En cambio la población homosexual pederasta alcanza el 60%.
[1]
En otras palabras, el 87% de la población pederasta es homosexual,
mientras que el 13% restante es heterosexual. Sin embargo, la Asociación
Americana de Psiquiatría, compuesta mayormente por activistas gay,
niega que exista esta relación.
Por otra parte, según el
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales,
los pederastas adultos son varones en más de un 90% de los casos.
El informe publicado en 2004 por el John Jay College, considerado como
el más completo sobre el tema en EE.UU., constata que además,
el 81% de las víctimas eran también varones. En otras palabras, ya sea que el agresor se declare
homosexual o no, la pederastia implica un acto homosexual en la gran mayoría de los casos, donde tanto el adulto como el niño son varones.
Investigación científica
Diversos estudios establecen una relación muy estrecha entre
homosexualidad y abuso sexual infantil. En una investigación con 942
participantes adultos no clínicos, los hombres y mujeres homosexuales
reportaron una tasa de abuso sexual infantil significativamente más alta
que los hombres y mujeres heterosexuales. 46% de los hombres
homosexuales en contraste con el 7% de los hombres heterosexuales
reportó abuso sexual homosexual. 22% de las mujeres lesbianas en
contraste con el 1% de las mujeres heterosexuales reportó abuso sexual
homosexual. Esta investigación es al parecer la primera encuesta que se
ha informado de abuso sexual homosexual sustancial de las niñas.
[2]
Entre un 80 y un 95% de los casos, los abusadores son varones
homosexuales
que utilizan la confianza y familiaridad, y el engaño y la sorpresa,
como estrategias más frecuentes para someter a la víctima. La media de
edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años (edades en las que se
producen un tercio de todas las agresiones sexuales).
Diversos individuos que se asumen como homosexuales, han sufrido
abuso sexual (o coacción) en su primera experiencia sexual, lo que les
ha provocado un trauma. En el caso de los infantes varones, para
superarlo, tuvieron que aceptar inconscientemente "que a él le gustaba
naturalmente eso". El problema es que el trauma provocado es tan duro
que le impide acceder a su memoria para descodificar la verdad: le gusta
el sexo complementario pero ha desarrollado una fobia hacia su propia
naturaleza.
En el caso el abuso sexual en niñas, el fenómeno ocurre incluso
en caso de un abuso heterosexual: es común que desarrollen una conducta
apática al sexo masculino y puede que terminen atrayéndose por mujeres
por su ausencia de un órgano sexual masculino, ya que para ellas esto se
ha simbolizado como algo repulsivo y que puede hacerles daño.
Según estadísticas del gobierno de EEUU en 1992, entre el 17% y
el 24% de chicos menores de 18 años son víctimas de abusos homosexuales,
comparado con el 0.09% de chicas víctimas de abusos por heterosexuales.
[3]
Estudios realizados por Reisman
La agencia noticiosa electrónica WorldNetDaily informó sobre la investigación de la Dra. Reisman
[4] en el número de octubre del 2001 de su revista.
La Dra. Reisman llevó a cabo dos estudios científicos:
Crafting Gay Children: An Inquiry into the Abuse of Vulnerable Youth Via Establishment Media and the School Room (
"Niños
homosexuales producto del artificio : Una investigación del maltrato de
la juventud vulnerable a través del establishment de los medios de
comunicación y del aula escolar", traducción libre) y Partner Solicitation Language as a Reflection of Male Sexual Orientation (
"El lenguaje seductor como reflejo de la orientación sexual masculina",
traducción libre). Ambos estudios constituyen un seguimiento a la labor
de investigación que Reisman comenzó con su estudio Kinsey:
Crimes and Consequences (
"Kinsey: crímenes y consecuencias").
La investigación de Reisman, que se ha basado en estadísticas del
gobierno obtenidas en 1992, señala que el 9% de entre 86 y 88 millones
de hombres heterosexuales maltrató sexualmente a 8 millones de chicas
menores de 18 años, lo cual constituye el 25% de todas las chicas de esa
edad. Un porcentaje no determinado de hombres que practican el
homosexualismo maltrató de 6 a 8 millones de chicos menores de 18 años,
lo cual constituye del 17 al 24% de todos los chicos de esa edad. Ello
implica que de 3 a 4 chicos son víctimas del maltrato homosexual por
cada hombre que practica el homosexualismo. Sólo 0.09 chicas son
víctimas de maltrato sexual por parte de un hombre heterosexual, lo que
significa que el promedio de dicho maltrato es que 1 de cada 11 hombres
heterosexuales maltrata sexualmente a una chica menor de 18 años.
La Journal of the American Medical Association, la revista de la
Asociación Médica de Estados Unidos, publicó los siguientes datos que
vienen a corroborar los hallazgos de Reisman: el 50% de las víctimas
masculinas del SIDA informaron que, cuando había cumplido los 16 años,
ya había tenido relaciones sexuales con un hombre adulto y el 20% de las
mismas informó que, cuando había cumplido los 10, también ya había
tenido este tipo de relaciones con un hombre adulto.
Efectos de la educación
El Dr. Alfred C. Kinsey,
cuya ideología sexual
ha sido objeto del estudio de Reisman, fue uno de los principales
responsables de la difusión de un relativismo sexual que incluye la
aceptación solapada del homosexualismo y de la pedofilia, relativismo
que ha influido mucho en la educación sexual durante las últimas tres
décadas.
Contrariamente a la postura difundida por activistas a favor del
homosexualismo,
la Dra. Reisman dice que los estudios realizados en torno al tema
demuestran que los que practican una conducta homosexual son más
propensos a maltratar sexualmente a los niños. Un número significativo
de hombres que practica el homosexualismo recluta varones menores de
edad, práctica que se ha facilitado debido a la "educación" sexual
hedonista que se imparte en muchas escuelas públicas de Estados Unidos y
a programas "educativos" eufemísticamente llamados "programas de
diversidad", que les enseñan a los escolares a considerar el
homosexualismo como algo normal y aceptable, dice Reisman.
El periodista Eulogio López, creador del portal
Hispanidad.com[5] se refirió a la educación y la homosexualidad de la siguiente manera:
“
| La homosexualidad no es
la causa de la actual crisis moral sino su consecuencia lógica. Hace 25
años, cuando un adolescente mostraba las inclinaciones dudosas propias
de la edad, se le animaba a cambiar y lo hacía en un 99% de los casos.
Hoy se le explica al niño lo de la libre opción sexual. Se lo suelen
explicar homosexuales del orgullo gay, pagados por el Estado[6].
| ”
|
Estudios realizados por otros profesionales
Hay otros estudios que también corroboran las afirmaciones de Reisman
en cuanto a que existe una relación entre homosexualidad y pederastia. A
continuación sintetizamos los resultados en cuanto al porcentaje de
personas que practican el homosexualismo que son
pederastas:
- 36% (Journal of Sex & Marital Therapy, K. Reund et al., 1984).
- 33% (Eastern Psychological Assoc. Convention, Nueva York, Dr. Raymond A. Knight, 1991).
- 22% (Journal of the American Medical Association, J. Wassermann, et al., 1984, 1986).
- 42% (Journal of Interpersonal Violence, W. L. Marshall et al., 1991).
- 60% (Psychiatric Journal, University of Ottawa, J. W. Bradford et al., 1988).
Además,
la mayoría de los estudios concluyen que los homosexuales representan un 2 o 3% de la población total
[7].
Reducción de la edad de consentimiento en el mundo
Uno de los aspectos que ocupan al
movimiento político gay
es el esfuerzo por reducir la edad legal o de consentimiento para las
relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. No pocos grupos de
homosexuales quieren lograr que sea permitida la actividad sexual entre
adultos y niños. Un estudio reciente del
Family Research Council analiza los intentos para reducir la edad del consentimiento en diversas partes del mundo.
[8]
En
Sudáfrica,
Kevin Bishop está fomentando la abolición de las leyes que imponen límites de edad para las relaciones sexuales
[9]. Bishop incluso es favorable al incesto y cita los trabajos de dos psicólogas de
Estados Unidos
quienes se decantan por la opinión de que la introducción a la vida
sexual es mejor cuando tiene lugar dentro de la misma familia. En
Gran Bretaña
la presión para descender la edad de consentimiento tiene mucha fuerza.
Una organización de homosexuales está promoviendo su reducción a los 14
años y otro grupo lanzó una querella ante el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, afirmando que es injusto mantener un nivel de edad
superior para los homosexuales comparado con el de los heterosexuales.
Los argumentos de ese grupo encontraron acogida en el gobierno de Blair y
en 1998 los laboristas intentaron dos veces obtener la aprobación del
parlamento para rebajar la edad de consentimiento de los homosexuales de
18 a 16 años. En las dos ocasiones la cámara de los Lores rechazó la
iniciativa. Hace cuatro años el límite de edad para los homosexuales fue
reducido de 21 a 18 años.
Los homosexuales han tenido mayor éxito en los
Países Bajos
donde la edad de consentimiento está en los 12 años, a no ser que el
joven presente una queja ante las autoridades. Allí una asociación de
homosexuales obtuvo un triunfo en la abolición de una ley de 1971 que
prohibía las relaciones sexuales entre los mayores de 21 años y los
menores de 21 años. Hoy en día se permite el contacto sexual entre
adultos y niños, aunque sólo si los padres del niño lo permiten.
[9]
En
Canadá,
el estado de Ontario ya disminuyó la edad de consentimiento para los
homosexuales a 14 años, y en 1995 la Corte Suprema de Canadá declaró que
los homosexuales podían cualificarse para la protección como minoría.
En mayo de este año la Corte Suprema continuó con su apoyo a los
homosexuales indicando a Ontario que debe redefinir el término de
esposos para incluir a las parejas homosexuales.
En
Estados Unidos
la campaña por la promoción de las relaciones sexuales con menores de
edad no ha tenido tanto éxito. Sin embargo, diversos grupos de
homosexuales se mantienen activos en el reclutamiento de jóvenes para
sus filas. Y aunque los tribunales no han imitado el ejemplo de Canadá
se debe recordar que la juez de la Corte Suprema,
Ruth Bader Ginsburg,
mientras fue abogada del grupo de derechos civiles (American Civil
Liberties Union) firmó un informe que recomendaba bajar la edad de
consentimiento a los 12 años. A pesar de que el contacto sexual entre
adultos y menores de edad no es legal en Estados Unidos diversos
estudios revelan que un porcentaje elevado de los abusos cometidos
contra niños procede de los homosexuales. Así como los homosexuales
suman cerca del 2% de la población, constituyen alrededor de la tercera
parte de los que agreden a los niños.
La mayor revista pro homosexual en EE.UU.,
The Advocate, publicó un artículo de un tristemente conocido líder homosexual que opina que
"la pederastia no es un desorden parafílico, sino algo que lo libera".
Este líder homosexual fue presidente de la 'Alianza de Activistas
Homosexuales de Nueva York' (New York Gay Activists Alliance), fundó la
'Coalición para los Derechos Lésbicos y Homosexuales' (Coalition for
Lesbian and Gay Rights), la 'Asociación del Amor entre Hombres y Niños
de Norteamérica' o
NAMBLA
(North American Man-Boy Love Association), una organización de
pederastas, y escribió un libro sobre la primera etapa del movimiento
activista pro homosexual. Por otro lado, un investigador analizó el
contenido de la revista homosexual
The Advocate entre los años 1972 y 1991, y encontró que entre el 10% y el 20% de sus anuncios explícitamente promovían la
pederastia.
El boletín de la corriente principal del sector homosexual de la población,
Gay Community News ("Noticias de la Comunidad Homosexual"), con un tono cínico y ofensivo, publicó lo siguiente:
Les practicaremos la
sodomía a sus hijos, emblemas de su débil masculinidad, de sus
superficiales sueños y mentiras vulgares. Los seduciremos en sus
escuelas, en sus dormitorios, en sus gimnasios...
Michael Swift, Gay Community News, 15 de febrero de 1987.
Por su parte, la revista homosexual de noticias,
San Francisco Sentinel ("El Centinela de San Francisco"), publicó:
El amor entre
hombres y niños es fundamental para la homosexualidad. Para la comunidad
homosexual decir que el amor a los niños no es homosexual es ridículo.[10]
San Francisco Sentinel
A pesar de esto, parte de las estrategias políticas del movimiento
gay consiste en negar todo vínculo entre homosexualidad y pederastia.
Luis Fernández Cuervo, doctor en medicina, opinó lo siguiente en
relación a la homosexualidad y la estrategia de los activistas pedófilos
para cambiar la legislación vigente.
“
| La homosexualidad, ya
sin el aliciente de lo prohibido, también pide dar un paso más en su
"progreso". Surge así y se va extendiendo mundialmente la corrupción
sexual de menores de edad. Este abuso en algunos casos es heterosexual,
pero en la mayoría no es sino un nuevo aliciente de la homosexualidad.
Todavía se persigue con la ley y las redadas policiales. Pero los
pedófilos están siguiendo la misma táctica que siguieron los antiguos
homosexuales. Se agrupan, se organizan, crean sus medios económicos,
políticos y publicitarios e intentan, con perseverancia, cambiar las
leyes y que se declaren permitidas las relaciones sexuales entre adultos
y menores de edad, "siempre que esos menores den su libre
consentimiento". Cuando esto alcance su aprobación legal y social ¿cuál
será el siguiente paso en este asesinato de la dignidad humana?[11]
| ”
|
Relación entre homosexualidad y pedofilia en la Iglesia Católica
El
12 de abril
de 2010, el cardenal Tarcisio Bertone fue consultado por la prensa
acerca de la incidencia del celibato en la aparición de casos de
pederastia en la
Iglesia Católica. El número dos del
Vaticano respondió que de acuerdo con los expertos, las causas de la
pedofilia hay que buscarlas en el
homosexualismo, no en el
celibato.
“
| Han demostrado muchos
psicólogos, muchos psiquiatras, que no hay relación entre celibato y
pedofilia, pero muchos otros han demostrado, y me han dicho
recientemente, que hay relación entre homosexualidad y pedofilia... Esto es verdad, éste es el problema[12].
| ”
|
Estas palabras han desatado la ira de colectivos homosexuales y la protesta formal de algunos países
[13].
En las estadísticas facilitadas recientemente por monseñor
Charles J. Scicluna sobre los casos remitidos a la Congregación para la
Doctrina de la Fe entre los años 2001-2010, resulta que solo un 10 por
ciento de los casos eran de pederastia en sentido estricto, mientras que
el 90 por ciento tenían que ver con adolescentes: el 60% hacen
referencia a actos sexuales con personas del mismo sexo y el 30% de
carácter heterosexual. Es decir, en la gran mayoría de los casos se
trata de varones que abusan de menores del mismo sexo.
Los datos confirman que entre el clero católico no se dan más casos de abusos a menores que en otros ámbitos. Ciertamente,
nadie ha dicho (tampoco Bertone) que cualquier homosexual sea un pederasta
ni que cualquier sacerdote con tendencia homosexual abuse de menores.
Pero igualmente habría que reconocer que en la Iglesia el problema de
los abusos a menores no proviene de los sacerdotes que viven el
celibato, sino de los que no lo viven y que, según se ha visto, en su
gran mayoría se sienten atraídos por adolescentes varones.
Lo que molesta es que las palabras de Bertone hayan suscitado un
tema que hoy es tabú, como si cualquier dato que vaya en desmedro de la
conducta homosexual debiera silenciarse. Como ha declarado el profesor
Massimo Introvigne,
los que se rasgan las vestiduras "buscan prohibir la cita de aquellos datos estadísticos que consideran como políticamente incorrectos. Es una forma de censura inaceptable, en ocasiones disfrazada de científica". Pero los datos estadísticos son números y "estos números, en cuanto tales, no deberían ofender a nadie y no se les puede hacer decir más –ni menos– de lo que dicen"[14].
Artículo de opinión
El feminismo y su vínculo con la pedofilia,
por Agustín Laje
Hay dictaduras que no se institucionalizan; que no necesitan del recurso
de la fuerza en altas magnitudes para mantener a la sociedad sumida en
sus dictados. El filósofo
marxista Antonio Gramsci
ya decía que el Estado era hegemonía acorazada con coerción, y cuanto
más conso1lidada la hegemonía, menos necesidad de coerción. De ahí que
podamos llamar “micro-dictaduras” a estos regímenes que han logrado
altísimos niveles de hegemonía y que, por lo tanto, no permiten a los
ciudadanos sacar los pies del plato de lo “
políticamente correcto” sin con ello esperar negativas consecuencias, no solo sociales, sino también represivas-estatales (el caso de
INADI, brillantemente desenmascarado por
Cristian Rodrigo Iturralde, es ejemplo arquetípico de la policía del pensamiento hegemónico).
Valgan estos comentarios iniciales para situar el presente
artículo en un contexto de dominación hegemónica de un progresismo
hipócrita, dispuesto a tolerar sólo lo que comulga ideológicamente con
sus postulados, y encarnizado con demonizar, deformar y censurar aquello
que puede resquebrajar su dominación política. En efecto, es ese
progresismo el que ha entronizado a la ideología feminista como algo
automáticamente deseable y aprobable por el grueso de una sociedad que
desconoce, en la mayoría absoluta de los casos, qué cuernos es el
feminismo y su propuesta político-ideológica. Sucede que en contextos de
alta dominación hegemónica la gente gusta de hablar sobre lo que no
conoce y, peor todavía, defenderlo como si lo conociera.
Es así que nuestro título ha de chocar a simple vista: ¿Qué
vínculo puede guardar el benevolente y deseable feminismo, con una causa
que (de por momento, y sólo de por momento) nos resulta repugnante como
la pedofilia? El objeto de este breve artículo no es sólo desnudar este
vínculo, sino también desnudar la ignorancia que la gente tiene sobre
el actual feminismo.
La historia del feminismo se ha interpretado en forma de “olas”.
Se suele convenir que hay al menos tres olas del feminismo, cuyo hilo
conductor estaría dado por la defensa de los derechos de la mujer, y sus
diferencias estarían dadas por el tipo de derechos que se reivindican.
Así, como primera ola bajo nuestra conceptualización, encontraríamos a
los movimientos de mujeres y sus ideólogas que, tras el Renacimiento y
con especial fuerza después de las revoluciones burguesas, peticionaron
por derechos civiles y políticos, con John Stuart Mill a la cabeza.
Podríamos entender, asimismo, que la segunda ola estuvo ligada al
pensamiento marxista, especialmente a los estudios de Engels y quienes,
como Kollontai, buscaron desarrollar esta mirada, en la cual los mal
llamados derechos económicos estructuraban el plexo de demandas
feministas. Pero a donde nos proponemos llegar para hallar el vínculo
con las demandas pedófilas es a la tercera ola, cuyo nacimiento se
encuentra ligado a los sucesos del Mayo Francés y cuya propuesta
ideológica está basada en la “deconstrucción” de nuestra cultura.
En efecto, con ella surge la ideología de género, especialmente
de la mano de Simone de Beauvoir y su “no se nace mujer: llega una a
serlo”. El género y el sexo pasan a moverse en esferas distintas: el uno
en la cultural, el otro en la biológica. Pero no se necesitará mucho
tiempo para que el sexo sea también arrastrado a la esfera cultural, y
que Judith Butler declare, bajo aplausos de la progresía academicista,
que el sexo en verdad siempre fue género.
En este marco deconstructivo las demandas feministas ya no
responden a la mujer, pues la categoría de mujer se deconstruye. ¿A
quién responde entonces el feminismo? Pues a todas aquellas demandas que
desde el terreno de la sexualidad vayan a contrapelo de la institución
familiar que, presuntamente, sería un pilar fundamental del orden
capitalista. De nuevo, el marxismo, como en la teorización de Engels,
pero esta vez cultural, como en el “feminismo socialista” de Marcuse.
La teoría para las feministas es imprescindible para la praxis.
Son las teóricas, después de todo, las que han ido orientando el devenir
del feminismo, y son sus obras precisamente las que permiten distinguir
los puntos de inflexión de las olas feministas. De tal suerte que
recurrir a las más importantes ideólogas feministas es la tarea central
que ha de llevarse a cabo para desentrañar la ideología en cuestión.
Veamos, pues, el pensamiento de la célebre Shulamith Firestone.
Esta nos explica que el proceso de destrucción de la familia no se puede
dar de un momento a otro, sino que conlleva cambios paulatinos, que
involucran la pedofilia. Firestone los describe de esta forma: “Después
de muchas generaciones de vida no-familiar, nuestras estructuras
psicosexuales podrán alterarse tan radicalmente que la pareja monógama
se volvería obsoleta. Sólo podemos adivinar lo que podría reemplazarla:
¿quizás matrimonios por grupos, grupos maritales transexuales los cuales
también involucran niños mayores? No lo sabemos”.
[15]
El proyecto de Firestone es lograr una sociedad socialista donde
la familia sea reemplazada por household, una especie de hogar formado
por personas que no guardan vínculo sanguíneo. Aquí, después de “unas
pocas generaciones”, se logrará que “las relaciones entre personas de
edades muy dispares se conviertan en algo común”.
[16]
Así las cosas, “si el niño puede elegir relacionarse sexualmente
con los adultos, incluso si él debe escoger su propia madre genética, no
habría razones a priori para que ella rechace los avances sexuales,
debido a que el tabú del incesto habría perdido su función. (…) Las
relaciones con niños incluirían tanto sexo genital como el niño sea
capaz de recibir -probablemente considerablemente más de lo que ahora
creemos-, porque el sexo genital ya no sería el foco central de la
relación, pues la falta de orgasmo no presentaría un problema grave. El
tabú de las relaciones adulto/niño y homosexuales desaparecerían”.
[17]
Pero las relaciones pedófilas tendrían dos límites, nos dice la buena
Firestone pretendiendo moderarse: el límite del consentimiento del niño
por un lado, y el límite corporal por el otro. De modo que si un hombre
adulto desea tener relaciones sexuales con una niña o niño de cuatro
años por ejemplo, sólo debe lograr su adhesión y comprobar que las
dimensiones de su vagina o ano sean penetrables. La engañifa que usa
Firestone para legitimar la pedofilia es muy evidente: pone par a par la
capacidad de elección de un niño respecto de la de un adulto, como si
ambos dispusieran de mismas cuotas de poder. Es interesante constatar
que existen reconocidos militantes y teóricos del feminismo que han sido
involucrados e incluso condenados por relacionarse sexualmente con
menores, como es el caso de Jorge Corsi.
Como queda claro, Firestone otorga gran significancia a la
legitimación de la pedofilia como parte de la revolución socialista a la
que ella busca servir. Pero no es la suya una opinión aislada dentro
del feminismo de los ’70: también la reconocida teórica Kate Millet ha
escrito que los niños deberían “expresarse a sí mismos sexualmente,
probablemente entre ellos en un principio, pero también con adultos”.
[18]
Y a la cuestión de la pedofilia, las teóricas feministas suman también
la reivindicación del incesto. Firestone, por ejemplo, recomienda que, a
los fines de que los niños no crezcan “reprimidos sexualmente”, sean
los padres quienes los inicien en su vida sexual. De hecho, recomienda
que la primera felación del niño sea practicada por su propia madre. ¿Y
es que hay manera más determinante de reventar todo vínculo familiar que
promoviendo relaciones sexuales entre adultos y niños, y entre padres e
hijos? Ella sabe, a partir de Freud, la importancia que tiene para la
cultura la represión del erotismo que presuntamente sentiría el niño
respecto de su madre; y probablemente sepa también, a partir de Claude
Lévi-Strauss, el papel que en la cultura de toda sociedad humana juega
la prohibición del incesto. En efecto, no hay forma más efectiva de
destruir la cultura y la familia que haciendo de la pedofilia y el
incesto conductas aprobables; de los ´70 a esta parte, el feminismo
radical traerá, a veces más explícitamente, otras más implícitamente,
estas horripilantes reivindicaciones dentro de su programa.
La deconstrucción del sexo que trajo el feminismo con su tercera
ola es compatible con una deconstrucción de la categoría “edad”. ¿Si el
sexo es un dato cultural y no natural, por qué habríamos de suponer que
la edad es un dato natural y no cultural? Estas suposiciones no son
exclusivas de la década del ’70, sino que nos acompañan hasta hoy, de la
mano de muchas ideólogas del feminismo queer, como el caso de la
mencionada Butler, quien aplaude y promueve una “multiplicidad de
deseos” que incluyen la pedofilia y el incesto,
[19]
y como el caso de Sandra Torres, quien en su libro Pornoterrorismo
anota: “Nunca me he acostado con un menor (salvo cuando yo también lo
era) y no sé desde mi experiencia cómo se debe sentir, quizás no suceda
nada malo si la mente del adulto está lo suficientemente sana o si la
del menor es lo suficientemente despierta como para canalizar las
sensaciones”.
[20]
Quien al menos una pisca conozca sobre la intelectualidad
feminista podrá advertir que las autoras y los textos mencionados no son
marginales sino, más bien, todo lo contrario: se trata de nombres de la
mayor relevancia para el pensamiento feminista contemporáneo. Y podrá
saber, también, que estas mismas autoras suelen ubicarse mucho más allá
de las sanas reivindicaciones que alguna vez tuvo el feminismo, cuando
en lugar de reclamar derechos a la pedofilia, peticionaba derechos
civiles y políticos.
El correlato en la práctica está a la vista: relevantes organizaciones feministas apoyan políticamente la legalización de la
pedofilia,
como es el caso de la Asociación Feminista Holandesa, la cual ha
firmado peticiones públicas en este sentido. Gran cantidad de
organizaciones feministas tienen estrechos vínculos con la
NAMBLA
(North American Man/Boy Love Association) y con el IPCE (International
Pedophile and Child Emancipation). A nivel de referentes en el activismo
feminista, sobresalen los casos de Pat Califia, Camille Paglia,
Katharina Rutschky, Luisa Velázquez Herrera y Gisela
Bleibtreu-Ehrenberg, todas ellas importantes cuadros feministas que
articulan sus demandas con la pedofilia.
Es que el actual feminismo en nada sirve a la mujer: al
contrario, la niega y procura su destrucción (tal como se hace expreso
en Monique Wittig). Bajo su máscara benevolente y bienintencionada,
guarda tras de sí una estrategia imposible de visualizar para los
perezosos e idiotas útiles que adhirieron al feminismo sin saber de qué
se trataba: librar una batalla cultural que destruya la
“superestructura” que mantiene en pie el capitalismo.
En una palabra, neomarxismo.
http://es.metapedia.org/wiki/Homosexualidad_y_pederastia