LONDRES.- Una historia real muy interesante de un inglés activista pro
LGTBI en Londres su nombre es, James Parker, que al tener un encuentro
personal con Cristo su vida cambio radicalmente, hoy es defensor de la
familia natural, un hueso duro de roer por la comunidad del LGTBI.
Por su interés reproducimos íntegramente el testimonio de James.
«Supongo que dejé la homosexualidad por accidente. Nunca lo planeé; la
terapia fue un intento por resolver temas de relaciones y compromiso, no
de identidad sexual. Nunca tuve ningún deseo de cambiar mi sexualidad.
Pero eso es lo que pasó - de hecho, me cambió todo.
»Después de haber tenido cientos de parejas homosexuales, terminé
casándome con una mujer y teniendo una hija. Toda mi visión de la vida
cambió. Pasé de ser una persona arrogante, tratando desesperadamente de
ocultar mi profunda inseguridad en situaciones de grupo, a ser un tipo
fuerte, asertivo que amaba los deportes y las películas de guerra. A mis
46 años, no me he sentido mejor en mi vida.
»Pero antes de entrar en los detalles de mi cambio, volvamos al principio.
Gay con 10 años
»Supe que era gay a los 10 u 11 años. Mi primo había salido del armario y
yo tenía las mismas atracciones que él. A esa edad los niños les
empieza a gustar las niñas, pero yo estaba interesado solamente en los
niños. Yo era definitivamente un número de seis en la escala de Kinsey -
un tío homosexual exclusivamente homosexual sin deseos heterosexuales
en absoluto.
Un infierno de adolescencia
»Para mí la adolescencia fue un infierno. A menudo pensé en suicidarme,
en ocasiones me autolesioné, tenía un problema cada vez mayor con el
alcohol y la pornografía gay. Se lo dije a mis padres a los 17 años,
hecho un mar de lágrimas. Mis padres reaccionaron de manera increíble;
me dijeron que ya sabían que era gay y que contase con su amor de manera
incondicional. Mis compañeros del colegio también me dijeron que lo
sabían desde hacía un tiempo y que me apoyaban. El proceso de "salir del
armario" no fue doloroso ni traumático.
Abrazar la identidad gay y fundar un grupo de LGBT
»A los 18 años me fui a vivir a Londres desde el norte de Inglaterra,
abracé totalmente mi identidad gay. Me convertí en la primera persona en
vivir abiertamente como gay en la sección de la universidad a la que
asistía, incluso establecí un grupo LGBT con otros estudiantes,
predicaba activamente en contra de los que decían que ser homosexual era
de alguna manera una elección.
Más de 200 parejas sexuales
»Nunca sentí la necesidad de cambiar. Yo había nacido gay, era todo lo
que sabía. Crecí en la fe cristiana, en Londres asistí al Movimiento
Cristiano LGBT. Me deleité en el mundo gay de Londres, esto me llevó a
una vida muy promiscua. De hecho, llegué a tener 200 parejas sexuales.
Una relación duradera... y aparece Cristo
»Finalmente me asenté y mantuve una relación más duradera con un novio,
un ex-soldado, veterano de las Malvinas. Consideré la idea de salir al
extranjero para casarme con él, al menos formalizarlo por lo civil. Pero
en ese tiempo, tomé la decisión de iniciar una relación con Cristo,
esto me llevó a examinar mi vida con mayor profundidad.
Miedo al rechazo... y a los hombres
»Me di cuenta que tenía algunos problemas, centrado en las relaciones y
el compromiso. Descubrí que tenía un miedo profundamente arraigado a ser
rechazado, vivía con demasiada ansiedad, y usaba a las personas. Tenía
un miedo innato a los hombres - no de su homofobia, si no miedo a ellos
mismos: existía un abismo entre mí y los hombres heterosexuales (los
llamados números uno, según Kinsey).
Desafiar las creencias arraigadas
»Terminé la relación con mi pareja y logré hacer borrón y cuenta nueva.
Siguiendo el consejo de un amigo fui a terapia para resolver mis
problemas hacia con las relaciones y el compromiso. No hubo nada brutal o
desgarrador en la ayuda que recibí; las historias de terror que
escuchamos de algunos de esos documentales sobre el cambio
gay-heterosexuales, no se aplicaron aquí. Fue simplemente una mezcla de
terapia cognitiva, para desafiar mis creencias arraigadas y acabar con
pensamientos unilaterales; terapia conductual, para cambiar
comportaminetos y hábitos llevados a cabo a lo largo de los años; y
EMDR, que utiliza movimientos oculares rítmicos para amortiguar la
fuerza de los recuerdos traumáticos.
Una terapia completa
»Mi terapeuta nunca se centró exclusivamente en mi atracción sexual
hacia los hombres, pero mi "ser gay" tenía que ser parte del diálogo, de
no ser así hubiera dejando una parte de mi vida fuera. Gran parte de mi
recorrido se centraba en perdonar a quienes tenía que perdonar, y
reconocer que yo había construido muros ante personas significativas en
mi vida, en especial ante mis padres y hermanos.
Sexualizar a los hombres y pornografía
»Finalmente me di cuenta de que de pequeño dejé de interactuar con otros
hombres de manera significativa. Percibía ser rechazado por ellos y ya
siendo un niño pequeño tomé la firme decisión de no confiar en ellos.
Las personas se había acercado a mí, pero yo los había rechazado,
incluyendo a mi padre y a mis dos hermanos mayores. Ahora entiendo por
qué los hombres se convirtieron en un misterio para mí e incluso una
obsesión en mi adolescencia, que fue cuando empecé a sexualizar a los
hombres y a alimentarlo a través de la pornografía.
Un lugar natural demasiado femenino
»También me di cuenta de que me había tirado de cabeza al mundo de lo
femenino, sin contrapeso masculino. Curiosamente no me hacía gracia que
las mujeres tuviese la capacidad natural de atraer a los hombres
heterosexuales, algo que yo no tenía. Descubrí que mi lugar natural no
era estar entre mujeres.
»Muchos de mis comportamientos básicos se vieron desafiados - mi
aspecto, mi cuerpo, mi manera de andar - mi terapeuta me desafió para
que viese en qué era como los demás hombres y en qué no. Comenzó a
trabajar en cosas como mi voz y mi manera de andar - me estaba dando
permiso para pensar y hacer cosas de manera diferente.
Sentimiento de aceptación
»Mis miedos y la ansiedad disminuyeron gradualmente, y empecé a sentirme
más aceptado cuando estaba entre hombres y mujeres. Pasé de rechazar
constantemente la identidad masculina a abrazarla; mi postura corporal
cambió, empecé a caminar más recto y perdí mi manera afeminada de andar.
Me cambió el tono de voz de tal manera, que la gente incluso me lo
solía decir.
Nunca fui gay
»Empecé a ver qué tal vez, sólo tal vez, nunca fui realmente gay y que
había un hombre tan real y tan noble como los que a menudo había
admirado, adorado y anhelaba en lo profundo dentro de mí, que estaba a
la espera de ser liberado.
»El contacto físico con las mujeres, incluso tocar el pelo de una mujer
se hizo más agradable. Empecé a disfrutar de ser un hombre y disfrutar
más de la compañía de las mujeres. Con esto no quiero decir que saliese y
me atrajesen todas las mujeres que conocía; no era un adolescente. Fue
un proceso gradual, que me llevó a salidas y relaciones con mujeres.
Casado desde hace 8 años y con una hija »Llevo casado con mi mujer ocho
años, tenemos una hija de cinco años. Me encanta el arte y el teatro,
pero me gustan los deportes de equipo, esos que temía tanto cuando era
niño. Una de mis películas favoritas es "Salvar al soldado Ryan" porque
trata la amistad profunda entre hombres, algo que nunca antes había
disfrutado.
»¿Soy ahora exclusivamente heterosexual? algunos me preguntan. La
mayoría del tiempo, sí. Para casi todo el mundo la sexualidad surge de
manera natural, en mi caso suele ser así, casi siempre. No echo de menos
el estilo de vida gay que dejé atrás - cuando visité a mi ex novio,
cinco años después de la terapia, pude ver los inconvenientes de esa
vida, había contraído el SIDA […].
La persona no nace gay »Ahora tengo claro que la persona no nace gay y
que cualquier persona puede desarrollar esta identidad que yo he
encontrado».
Versión traducida: Gay Conversion: I Slept With Over 200 Men, Now I´m a Happily Married Heterosexual Dad by James Parker.
Solo he leido el titulo y me niego rotundamente.
ResponderEliminarEL QUE NACE GAY ES GAY TODA LA VIDA...AQUI CONOZCO MARIQUITAS QUE SON DE TODA LA VIDA Y ELLOS ESTAN CONTETÍSIMOS DE SERLO...
Puede haber casos de gays que lo sean psicológocamente pero el que es maricon de toda la vida, a ese, no hay quien lo salve.