Cruda realidad / El suicidio de una actriz porno desvela el horror de la dictadura LGTBI
Parece
un cuento de terror con moraleja progre: una mujer se niega a mantener
relaciones sexuales, es acosada y tildada de “homófoba” por una turba
online de forma tan insistente y feroz que la acosada acaba
suicidándose.
Una verdadera ‘manada’, realmente, que ha llevado a una mujer al suicidio por no permitir lo que, a todos los efectos, hubiera supuesto una violación.
Actuall depende del apoyo de lectores como tú para seguir defendiendo la cultura de la vida, la familia y las libertades.
Pero cometió dos errores: negarse a grabar una escena de sexo con un actor dedicado al porno gay y, sobre todo, decirlo en redes sociales.
https://twitter.com/AugustAmesxxx/status/937422512077471744
Este era su mensaje: “A la actriz que me va a sustituir mañana para @EroticaXNews , vas a actuar con un tipo que acaba de hacer porno gay, solo que lo sepas. ¿De verdad los agentes se preocupan sobre a quién representan? #ladirect Hago mis deberes para mi cuerpo”.
“La jauría ‘progresista’ se lanzó sobre ella por su evidente ‘homofobia’. Da igual que estuviera ejerciendo su derecho a elegir en libertad”Nunca lo hubiera hecho. La jauría ‘progresista’ se lanzó sobre ella por su evidente ‘homofobia’. Da igual que estuviera ejerciendo su derecho a elegir en libertad, eso tan sacrosanto en los discursos píos de la modernidad; da igual que alegara más que razonables temores sobre su salud.
Según la oficina americana de control de enfermedades, los CDC, casi uno de cada cinco varones homosexuales es portador del VIH, el virus del sida (en heterosexuales, la proporción es de uno de cada 780).
Las estrellas del porno gay, que tienen sexo con miles de hombres a lo largo de sus carreras, no se someten a controles regulares para comprobar que están libres de esta enfermedad incurable.
Ames trató de defenderse de las hordas. “No es homofobia. La mayoría de chicas no graban con hombres que han hecho porno gay por seguridad. Así es como lo hago yo. No quiero poner mi cuerpo en riesgo, no conozco lo que ellos hacen en sus vidas privadas”.
Pero no le valió de nada. Hay que someterse, o caer víctima de los guerreros espontáneos y anónimos de los LGTBI, esa es la ley no escrita, como aquí sabemos bien.
Al final, la persecución salvaje e incansable le provocó una depresión hasta que, finalmente, su cadáver fue hallado ahorcado.
Una podría preguntarse qué sociedad es esta en la que una chica de 23 años ha rodado ya 270 películas porno, o cómo esta macabra industria sigue adelante dejando un reguero de vidas destrozadas sin que nadie alce la voz.
Pero cuando se llega ya a acosar hasta la depresión y el suicidio a una chica porque se niega a tener sexo con quien no desea por temor a una terrible enfermedad es que hemos tocado fondo.
Los grupos de defensa de los derechos de los homosexuales empezaron, hace ya muchas décadas, pidiendo tolerancia. Parece como si hubiera sucedido en otra vida, en otro mundo.
Ahora están en la cúspide de la escala cultural y si algo han olvidado, desde luego, es mostrar esa misma tolerancia que pedían.
Sería el momento de tirar de la manta, para que salgan de una vez a la luz todos los horrores de esta dictadura silenciosaEsta muerte absurda desvela muchos de los aspectos terribles de nuestro tiempo que rara vez se comentan o aparecen en titulares.
Ha hecho falta que una actriz porno se suicide ante esta particular ‘manada’ para que se nos dé un atisbo de todo este horror silenciado. Sería el momento de aprovecharlo y tirar de la manta, para que salgan de una vez a la luz todos los horrores de esta dictadura silenciosa.
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