Un padre atento y cariñoso tiene un enorme impacto en el desarrollo de la personalidad de un niño. El pequeño se siente seguro y en la vida adulta establece relaciones sentimentales con más facilidad.
Cuando el pequeño se siente rechazado, se activan en su cerebro las mismas áreas que cuando se hace daño, pero con la diferencia de que el dolor psíquico puede revivir durante años, dando lugar a la sensación de inseguridad, hostilidad y tendencia a la agresión.No hay duda de que el amor de una madre es algo fundamental en la vida de cada niño. Después de todo, incluso en el siglo XXI en nuestra cultura se responsabiliza a la madre (casi exclusivamente) del cuidado de los hijos (cundo el niño arma el alboroto o pega a un amigo, o es un mal estudiante “es todo culpa de la madre” – ¿no es verdad que, por lo general, oímos este tipo de opiniones?).
¿Cuál es el papel del padre en esta historia? Los estudios recientes muestran que es muy importante en el proceso de formación de la personalidad de un niño. Estos mismos estudios muestran cómo se desarrollan las diversas características de la personalidad del niño hasta que llegue a la edad adulta.
Los investigadores de la Universidad de Connecticut, EE.UU., muestran que los niños de todo el mundo reaccionan de la misma manera ante el rechazo de sus tutores o personas con las que comparten un fuerte vínculo emocional.
Cuando el abandono viene del padre, deja una profunda herida.
Según los investigadores, que analizaron 36 estudios de más de 10.000 personas, de adultos y niños, el rechazo del padre tiene un efecto tan poderoso sobre todo porque es más común que el abandono por parte de la madre. También por la razón de que la figura del padre se asocia con el prestigio y la autoridad: para un niño, esto significa que se fue olvidado o rechazado por alguien al que todos consideran una persona muy importante.
Y aquí está el aspecto más triste de esta difícil situación: los estudios han demostrado que los niños experimentan el rechazo como si se tratara de un dolor físico real. Cuando el pequeño se siente rechazado, se activan en su cerebro las mismas áreas que cuando se hace daño, pero con la diferencia de que el dolor psíquico puede revivir durante años, dando lugar a la sensación de inseguridad, hostilidad y tendencia a la agresión.
Al final una buena noticia: la figura de un padre atento y afectuoso tiene el efecto exactamente contrario en el desarrollo de la personalidad de su hijo: el pequeño se siente seguro, crece feliz, y en la vida adulta establece relaciones sentimentales con más fácil.
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