El experimento kibutz: ¿Por qué hombres y mujeres no somos iguales?
CivilizaciónDos antropólogos, Lionel Tiger y Joseph Shepher, analizaron durante años la vida de 34.000 personas que habían crecido en una comuna opuesta a la diferenciación de género. Estas son sus conclusiones.
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Estos hebreos creían en un nuevo tipo de sociedad igualitaria donde nadie estuviera por encima de nadie, dando lugar de esta forma al concepto de que los judíos debían administrar su propia comuna. De hecho, kibutz es la voz hebrea de agrupación.
“Cada uno según su capacidad, a cada cual según sus necesidades”, fue la consigna de este sueño colectivo con raíces en las ideas de transformación social nacidas en el siglo XIX. El kibutz es considerado uno de los experimentos comunales más importantes de la historia y se consolidó gracias a las sucesivas oleadas de judíos en la zona.
El experimento
Tiger y Shepher pasaron varios años en estas aldeas, donde se esperaba que hombres y mujeres hicieran cualquier tarea que les fuera asignada. Los niños dormían en dormitorios comunes y eran educados por profesionales comprometidos con formación igualitaria. De hecho, cuando la televisión hizo su aparición, los responsables de la misma restringieron su uso. Los padres visitaban a los pequeños a la hora de la comida y antes de irse a dormir.Los dos antropólogos tenían la esperanza de ver cumplidas sus tesis, pero el escenario era bien diferente. Tras cuatro generaciones, entre el 70% y el 80% de las mujeres se había inclinado hacia los trabajos orientados a las personas, sobre todo aquellos relacionados con niños. Por contra, los hombres se habían decantado por la agricultura, el trabajo en la fábrica o las tareas de mantenimiento.
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La conclusión
“Los perfiles estadísticos que obtuvimos revelaron de manera inesperada que hombres y mujeres parecían vivir como si estuvieran en dos comunidades distintas y se encontraran fundamentalmente en los hogares. Era casi como si hubiéramos estudiado dos poblaciones distintas”, reza el estudio publicado por los dos antropólogos.“Tampoco estábamos preparados preparados para descubrir lo que ya habían descubierto previamente varios investigadores en kibutz específicos: una fuerte tendencia, general y acumulativa, tanto de hombres como de mujeres, a diferenciarse más, en lugar de menos, en cuanto a lo que hacían y a lo que evidentemente querían hacer”, continúan Tiger y Shepher.
“Podrían animarles y obligarles a hacer los trabajos que otros pensaban que debían hacer. Pero, si les daban libertad para expresar lo que deseaban, lo que se espera de ellos y lo que decidían no coincidía. Imponer funciones neutras a las mujeres no funcionó”, sentencian.
https://gaceta.es/civilizacion/experimento-kibutz-hombres-mujeres-no-somos-iguales-20180201-0650/
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